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Mostrando entradas de agosto, 2019

Volar

Cuando uno ha caminado con amigos que aman la montaña de verdad, salir a caminar implica de algún modo salir con todos ellos. Los amigos te van acompañando porque esa es su misión, la de ir contigo, señalarte las cosas y decirte: ¿Has visto aquella loma?  ¿Escuchaste ese canto? ¿Sabes que en esta zona se libró una batalla? Caminan contigo y señalan las cosas, son deícticos. Poner nombre a lo anónimo es también su misión. Te ponen nombre a ti porque son ellos quienes hacen de ti un ser irrepetible.                     Un miembro de ese grupo es Antonio Cabrera. Camina con nosotros desde hace muchos años, sobre todo si hay pájaros. Él es el encargado de ir poniéndoles nombre porque es capaz de distinguirlos por su canto. El mirlo, la abubilla, el petirrojo, el tenaz arrendajo. También pone adjetivos y nombres a los árboles, a la época precisa de las flores, a los caminos secretos que recorren la Sierra de Espadán. Desde que Antonio no está aquí, en la tierra, lo imagino en el cie