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Mostrando entradas de octubre, 2017

El arte de preguntar

Uno nunca es consciente de la cantidad de preguntas por minuto que puede llegar a generar una clase de primero de la ESO. Lo preguntan todo, desde el tipo de papel (pautado, a rayas, con dos líneas, cuadro grande, pequeño, etc.) que debe tener su cuaderno, hasta la edad a la que empezaste a ir en bicicleta, la hora a la que se sale al recreo o el nombre de tu animal favorito. Por lo general, ninguna de las preguntas está relacionada con lo que estás explicando. O lo está, pero de una forma tangencial o ilógica. Probablemente porque mientras tú hablas ellos están ocupados formulando la pregunta o volando en una nave a años luz de tus palabras. De ahí que formulen la misma pregunta dos veces seguidas o que cuando sea su turno hayan olvidado lo que querían preguntar. Cualquiera que haya tenido niños cerca sabe a lo que me refiero. El caso es que uno nunca está contento con lo que tiene, porque a mí siempre me ha gustado que me hagan preguntas en clase, de verdad, no sólo porque así