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Mostrando entradas de agosto, 2016

La vida secreta de los objetos

     Hay un orden secreto que organiza las cosas, una disposición universal de cada objeto. Nos gusta pensar que somos nosotros quienes los hemos colocado en este o aquel sitio, pues eso nos afianza en nuestra ilusión de demiurgos, de escenógrafos de lo cotidiano. Pero la realidad -por lo menos esa forma de realidad que otorga la perspectiva del tiempo- nos enseña que son los objetos los que acaban eligiendo el espacio que quieren ocupar. Y lo siguen ocupando aunque nosotros nos obstinemos en cambiarlos de lugar.      Hay un clavo en la pared de mi casa donde falta un cuadro. No sé quién lo ha movido, ni cuánto tiempo hace, ni siquiera qué imagen contenía aquel lienzo. Pero brilla el vacío de tal forma, se hace tan presente la ausencia de aquel cuadro, que algunas veces pienso que todavía sigue allí.      Los objetos acaban ocupando el lugar que ellos quieren. Pero nosotros tratamos de llenar nuestro vacío  moviéndolos constantemente.      Esta tarde, sin ir más lejos, he deci

CINE DE VERANO

Hace ya muchos años que las hierbas han llenado de duelo la explanada donde antaño poníamos los coches. Muchos años quizás, quizás milenios. La pantalla es ahora anuncio de unos grandes almacenes y los muros del bar son sólo ruinas. Hace ya tanto tiempo, que hubo algún verano en que los niños, ya casi adolescentes, saltábamos la valla para ver cómo era por dentro, si había algún resquicio de la magia que encendió la tramoya de imágenes y música que tanto nos gustaba, o simplemente por hacer lo prohibido. Había allí pedazos de revistas  y posters de películas, y colchones y latas de refresco y algún preservativo. El sol se ha ido poniendo cada día tras la vieja pantalla, encendiendo la avena y los abrojos que asolan el solar. Fuimos felices en la doble sesión, comiendo pipas hasta ardernos los labios, acostándonos tarde, y felices después cuando buscábamos la sombra de sus muros derruidos para darnos un beso a salvo de miradas indiscretas. Ahora cuando paso por allí, aún p

El mar

¿Cómo pasan al poema las cosas que suceden? ¿Qué ocurre después de la poesía en el pino, en el huerto o en las rosas? Antonio Cabrera, Corteza de abedul     Ahora que ya marchan los vencejos y que unidos al giro de su grito se me vienen los versos que una vez escribiera; ahora que con ellos han volado los años que anunciaban al compás de su vuelo; ahora o quizás antes -porque todos los tiempos sucesivos se acaban confundiendo- comprendo que las cosas ya nunca son las mismas después de haber escrito sobre ellas.     Tampoco tras leerlas pues se inscribe en la cosa real su copia en carboncillo, su tachadura métrica, su velo de papel: d avant de la mar, un queda sempre amb un pam de nas. La mar és impintable, indescriptible, inaferrable, incomprensible i d’una indiferència total. Yo miro el mar a través de Pla. Lo miro cuando lo tengo delante y pienso en los adjetivos. Y también cuando no está. Lo miro cuando no está: pero los adjetivos siguen.     ¿Cómo recuper