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Mostrando entradas de agosto, 2017

Algunas gotas de lluvia

Si eran infinitas las burbujas que el brazo dibujó cuando nadabas en la azul superficie de los días o las motas de polvo que en la tregua de un domingo infantil se quedaron flotando por el cuarto; si eran incontables las ganas de volver y las de verte e incontables los granos que en la arena del mundo disolvieron la dureza mortal de nuestra espera, ¿por qué nos obstinamos en contar el caudal de las horas? Nada sabe la gota en la ventana de cuántas ni de cómo habrá de ser su frágil duración. Sólo brilla un momento en su ignorancia de gota singular y su destello inunda la mirada antes de irse: un instante tan sólo que cae,     que se deshace        que ya es agua.                                          (Inédito) Sólo un breve vistazo al número y a la fecha, apenas una somera noticia del día en que vivimos, nos sumerge en el vértigo de la finitud. Mirar la fecha en cada una de estas entradas, tener que ir a buscarla en l

Leyendo a César Simón en la terraza

Pero este ardor del cuerpo -de este cuerpo presente- esta revelación de no ser nada ¿no nos revelan algo? El silencio absoluto ¿no corresponde   a alguna suerte? Abre de par en par las puertas que conducen a las hondas estancias resonantes. Camina con la fiebre de la conciencia clara, con el paso tranquilo que se interna hacia dentro. Acaso una ventana abierta en grueso muro te depare un jardín en el hondo silencio de la tarde. C.S. Como cada verano estás leyendo a César Simón en la terraza. El rumor de las cigarras ensordece el paisaje, envuelve la lectura en una irrealidad atemporal y cíclica. Es difícil distinguir unos días de otros, unos años de otros. Igual que las cigarras, sus versos forman parte de este tiempo, son parte del verano, pincel y diapasón de un mundo repetido: el jazmín huele más y hace más daño la flecha de su aroma en los largos mediodías de agosto. El jazmín y el verano y los versos de César y los cuartos vacíos y el