“Hay una casa de campo en donde he pasado varios veranos de mi vida. He pensado a veces en aquellos veranos, pero no eran ellos. Había grandes posibilidades de que quedaran muertos para mí. Su resurrección ha dependido, como todas las resurrecciones, de un puro azar.” Marcel Proust “Contra Sainte-Beuve” Cuando esta luz radiante que arrasa ahora la vida en el centro feliz de los veranos sea una luz antigua, o más lejos aún, cuando no exista esta luz de este tiempo en mis retinas, ¿qué será de este amor que ahora me viene en limpias oleadas a las manos, de esta torpe alegría que me turba cuando pienso en lo bueno de este instante de intensa plenitud? Me recuesto en la hamaca y dejo caer el libro de Banville en la hierba. Es fresca la mañana todavía y ninguna amenaza se atreve a perturbar la paz en que me hallo, abandonada a la lenta lectura y a la holgazanería de un sábado de julio. La escena que dibuja mi memoria en la pantalla del párpado tiene todos los ingredientes p...
Blog personal de Lola Mascarell. Historias cotidianas, del aula a la poesía