... Yo me explico los fantasmas: ¿Cómo no regresar de la muerte, algunas veces, a visitar las casas queridas? ¿Cómo no acariciar las colgaduras, entornar las puertas de los armarios, asistir al lago de los espejos, entreabrir el aire de los aparadores? Yo seré un fantasma incansable, alguna vez; ¡tengo tantas casas que visitar de nuevo, diseminadas en la ciudad, en los pueblos, en las novelas, en la historia…! Julio Cortázar, de una carta En el principio fue Cortázar. Lo leí en las tardes interminables de la adolescencia, con una mezcla de asombro y de estupefacción cercana al aburrimiento. Lo leí porque había que leerlo. Porque me habían dado un premio en el instituto que sólo podía gastarse en libros. Lo leí en tardes interminables de británico aburrimiento adolescente cuando por primera vez salí de mi casa y comprendí que la libertad y el tedio guardaban una extraña relación. Fueron horas interminables de capítulos a saltos y morellianas insomnes. Hasta que ...
Blog personal de Lola Mascarell. Historias cotidianas, del aula a la poesía