Circunstancias administrativas que evito relatar, me han llevado estos días a tener que asistir a un curso al lado del colegio donde estudié cuando era pequeña. Quiere el destino también que en estos mismos días esté traduciendo a palabras algunos recuerdos y memorias de aquellos tiempos lejanos. Porque a veces, muy pocas pero muy intensas, las cosas se alían delante de nosotros para mostrarnos el mundo con una intensidad redoblada. La gente normal les llama casualidades. Nosotros, los poetas, preferimos llamarlo emoción poética. Y en ella me sumerjo cada vez que paso por aquella zona, igual que se sumergen mis ojos en el agua de la fuente que aún perdura en el patio del colegio. Una fuente de mármol con cuatro caños pegada a la pared de ladrillo caravista y que apenas me alcanza la rodilla. Así de pequeños fuimos. Más bajos que mis muslos. Pequeños e independientes para correr y jugar y beber y caernos y llenarnos las rodillas de peladuras y hacer cola en la fuente cua...
Blog personal de Lola Mascarell. Historias cotidianas, del aula a la poesía